viernes, 16 de mayo de 2014

Dos viejos y el mar

La Habana. La Terraza. 3 de julio de 1961



            Lo conocí de la misma forma que él me conoció a mí. Por casualidad. Paseaba por La Terraza cuando el viejo y yo encallamos la embarcación en la arena de la playa. Hola, nos dijo y luego siguió su camino.
            Lo observé alejarse. Hablaba solo, cabizbajo, llevaba los brazos cruzados en la espalda y cargaba en su mano una botella de whisky. Se notaba de lejos que era un turista. Seguramente un gringo.