viernes, 7 de marzo de 2014

Naturaleza Humana

  
      En el Parque Nacional Serengueti convive uno de los ecosistemas más diversos y apasionantes. Es una de las más amplias sabanas del planeta y su principal variedad vegetal son las gramíneas, que crecen junto a espinos, acacias y otros arbustos menores. Este lugar es la reserva natural más visitada de Tanzania y la principal razón son sus 5 habitantes más famosos: el leopardo (Panthera pardus), el rinoceronte (Rhinocerotidae), el elefante (Elephantidae), el búfalo cafre (Syncerus caffer) y por supuesto, el rey la selva, el gran león del Serengueti (Panthera leo).
Es un lugar humilde, ubicado a una legua de la plaza de armas, de ahí su nombre. Pero la zona que nos convoca es la llamada Legua Emergencia, población que nació en 1951 y que surgió como una solución de emergencia a la problemática habitacional que vivían los ciudadanos de aquella época. Por sus orígenes, la arquitectura vial fue improvisada, creada por los propios habitantes y sin ningún tipo de regulación. Al no poseer automóviles, transformaron pasajes y veredas en el único medio para unir calles y casas. Es por eso que el acceso en vehículo es difícil y los caminos tienen recovecos y escondites en cada esquina. Y esta característica hace de esta zona el hábitat ideal para delincuentes y narcotraficantes. La razón es evidente, múltiples escondites y vías de escape, además que el ingresó de la policía resulta particularmente difícil, pues los accesos son estrechos y las patrullas son visibles desde lejos. Por estas causas, y probablemente muchas otras, la Legua Emergencia y todos sus terrenos están cada día más devaluados y cerca del sesenta por ciento de sus habitantes vive bajo la línea de la pobreza, eso sin considerar que un veinte por ciento es indigente. Y son estas mismas razones las que hacen de este lugar, el coto de caza del Rey León (Héctor Meneses Meneses).

El Ungido

Los mitos son cosa curiosa, no importa cuántas veces demuestres que son falsos, si están fuertemente enraizados en el corazón de las personas, nadie te creerá. Y este es el caso de lo que estoy por narrarles.
                Conozco esta historia desde pequeño, pues mi madre me la contaba antes de dormir. Y su madre a ella y así por generaciones. Ahora yo se las relataré a ustedes, pero no con la esperanza de que me crean. No. Sino para sacármela del pecho, para gritar a los cuatro vientos la verdad de lo ocurrido aquella tarde.