Muchos
acontecimientos, celebraciones, nacimientos y fallecimientos ocurren,
ocurrieron y ocurrirán en un día primero de mayo, tantos que sería imposible
enumerar. Sin embargo, hay un evento que superó los siglos y trasformó al día
151 del calendario georgiano en el día del trabajo.
En
1886, en Chicago crecía el descontento popular por las condiciones laborales
impuestas a trabajadores y obreros. La razón principal eran las extensas
jornadas. Sindicatos y agrupaciones gremiales operaron coordinadamente por una
causa común, una simple petición: una jornada laboral de ocho horas. Y fue el
primero de mayo de 1886 que la huelga orquestada para conseguir ese simple
derecho, terminó en un ataque incendiario contra la policía, del cual 8
anarquistas fueron acusados, procesados y declarados culpables en un juicio
tendencioso e injusto.
Las
razones reales y fingidas, los manejos políticos, las coimas pasadas, las
motivaciones ocultas, los cálculos electorales, los amiguismos y los
compadrazgos, y todo lo turbio y sucio que rodea estos procesos históricos, han
sido profundamente analizados, y no serán motivo de este texto, sino los ocho mártires
obreros, símbolo de la injusticia social de la época. Porque son ellos quienes
pasaron a la historia, son ellos a quienes recordamos el primero de mayo, y son
ellos a quienes el mundo menciona, conmemora y agradece. Porque quienes los
enjuiciaron y condenaron a muerte, esa oligarquía sucia que los usó como
escarmiento, esos animales egoístas y ambiciosos, a esos no los celebra nadie,
a esos se les tilda de asesinos, corruptos y mal nacidos. Y es que la justicia
tarda pero llega, quizá no a tiempo para esos ocho, pero su sacrificio sirvió
para inspirar a miles de millones que desean un mundo mejor, una sociedad más
justa, acogedora y amable.
Es por
eso que el primero de mayo es el día del trabajador, y es por eso que quiero
recordar a los Mártires de Chicago:
1.
Samuel Bielden (39 años – obrero textil – cadena perpetua)
2.
Oscar Neebe (36 años – vendedor – 15 años de trabajos forzados)
3.
Michael Schwab (33 años – tipógrafo – cadena perpetua)
4.
George Engel (50 años – tipógrafo – murió en la horca)
5.
Adolf Fischer (30 años – periodista – murió en la horca)
6.
Albert Parsons (39 años – periodista – murió en la horca)
7.
August Vincent Theodore Spies (31 años – periodista – murió
en la horca)
8.
Louis Lingg (22 años – carpintero – murió en la horca)
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