martes, 11 de noviembre de 2014

Monstruos vestidos con piel de niño


Jesús huye aterrado. Transita a través de senderos ocultos por la densa vegetación. Quiere avanzar lo más posible antes de que vuelva a caer el sol. No tiene esperanzas de escapar, pero igual corre. Sin embargo, sabe que lo merece. Es un monstruo y debe ser castigado.
Muy atrás quedó Puerto Montt y el canal. Incluso más lejos que Castro y su muelle. Tanto ha viajado sin descansar, que hasta Quinchao le parece un recuerdo brumoso. Ahora atraviesa la isla Alao. Si llega hasta la costa quizá tenga una chance. Solo espera encontrar un bote que lo cruce a Apiao, pero con esta tormenta, nadie se atrevería a navegar por los estrechos y torrentosos canales del archipiélago de Chiloé.