Apenas recuerdo cuando tenía 17,
cuando el mundo estaba a mis pies
y la vida me sonreía engreída, invitándome a recorrerla.
Ahora tengo 27.
Apenas ha pasado un relámpago entre mis recuerdos y mi
hoy,
sin embargo, lo fugaz del instante basta...
basta para abofetearme y patearme,
humillarme y cagarme.
Basta para hartarme de esta vida
que de vida tiene tanto como una década de relámpago.
Hablo de matáforas vacías, vidas huecas, existencias
falsas.
Hablo de mi vida. Hablo de mi propia mierda.
Lo único que me consuela
es que sólo me restan un par de relámpagos más.
Luego nada.
Nada...